En la noche de los cuchillos largos, la SS en la cual
confiaba, destruyó la SA. Con la esvástica en mano y ojalá el Santo Grial, en
el Achluss dos años después obligué a Austria a unirse en el ejercito alemán. Esto
llevo a la crisis de los sudetes por lo que se celebró la conferencia de Munich
donde se encontraban Mussolini y Chamberlain. Gracias a esto conseguí nuevo
territorio para mi ejercito. Churchill sucedió a Chamberlain.
Todavía recuerdo la vergüenza que me causó la victoria de
aquel negro en las Olimpiadas de Berlín. Me negué a entregarle la medalla. No
puede ser digno de victoria cualquier persona que no pertenezca a mi más pura
raza aria, como mi gran amigo Goebbles, que en paz descanse.
Recuerdo que antes de llegar al poder me vi obligado a
quemar el Reichstag, no podía tener partidos enfrentados a mi.
Invadí Francia de Vichy, gobernada por Petain bajo mis
mandos. La otra mitad de Francia estaba gobernada por e Gaulle. Recuerdo como
llegamos a Paris mi perra Blondi y yo. Ella tuvo que dar la vida por mi, me
negaba a que cualquier ruso pusiese sus manos sobre ella.
Las Leyes de Nuremberg hizo que los gitanos y judíos sufrieran
su mñas merecido castigo, como por ejemplo en nuestro único plan, La Solución
Final. Se llevo acabo en la matanza de Odessa, la cual disfruté.
No quiero que Alemania sea parte del Komitern ruso cuando
nos invadan, no quiero que mi más preciado país con todo mi esfuerzo, acabe en
eso.
Aquí, encerrado en este Bunker puedo recordar la reunión de
Yalta de Stalin y roosvelt, donde decidieron que pasaría con Alemania.
Pensamos que Rommel era un traidor pero al participar en el
África de Korps nos confundió y creímos que no lo era. Su suicidó ya que sino mataríamos
a su familia, lo merecían.
Solo temo por mi más joven nación, no creo que salga ileso
como en el incidente de Stauffenberg. Un ejercito ruso, sediento de venganza
por lo que paso en Leningrado y Stalingrado, junto a unos americanos guiados
por Roosvelt, acaban con mi país. Caemos como un zepelín.
Göring manejaba el Lufwaffe en la batalla de Inglaterra, en
la que por poco ganamos. Después de esto comenzaron a suceder las primeras desgracias
del bombardeo de Dresde.
No me arrepiento de nada, ni de haber apoyado a Franco, ni
de haber ayudado a Hirohito con el bombardeo de Pearl Harbour, ni de haber
matado a tantos judíos, tanto en la calle, como en la noche de los cuchillos
rotos y en campos de exterminio como Treblinka.
Maldigo a Himler por haberme traicionado y también maldigo a
mis tropas por no haber defendido a Normandía como debieron.
Solo espero que los traidores y desertores, judíos y
gitanos, corran mi misma suerte. Desde Thomas Mann hasta el iluso de Pío XII.
Ahora me dispongo a ser incinerado y envenenado como yo
deseé, no quiero ser atrapado como los fascistas en la Republica de Saló.
Jennifer Liliana González Hernández. 1º Bachillerato A.
El planteamiento de la tarea es correcto, bueno, pero hay errores conceptuales, alguno grave (Francia de Vichy, De Gaulle...). Valoro especialmente la dêdicación que le estás poniendo y confío en que puedas ir, poco a poco, mejorando. Ánimo.
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