viernes, 4 de abril de 2014

DIARIO DE HITLER

DIARIO DE HITLER

Estoy destrozado. No puedo ni mirar mi reflejo en el espejo. Pálido y muy ojeroso, como si tuviera a mis espaldas una veintena de años mas, claro que mi encorvamiento no lo desmentiría. 
Los temblores de mis manos hacen que mis nervios se disparen y ahora mismo estoy haciendo un gran esfuerzo para estar en pie. Pero seguro que valdrá la pena porque será mi último día. Dejaré a mi Alemania hundida.
Me duele muchísimo sentirme impotente y la rabia que poseo cada vez es mas grande, ya que siento, como si estuviesen a pocos metros el retumbar del suelo producido por sus bailes cosacos y el sonido de sus armamentos acorde con sus pisadas. Cada vez mas cerca. Ansiosos por zanjar de una vez por todas este conflicto del que ya se creen ganadores.
Gracias a que tengo conmigo a Goebbles, que poco a poco nuestra amistad se ha consolidado y sé que puedo contar con él para todo, no solo para que cumpla sus labores como ministro de propaganda. Tengo plena confianza. Tanta como para hacerlo mi sucesor y para que ejerza, con orgullo de ser alemán, el cargo de canciller de este nuestro país, defendiendo la raza aria y luchando para que no fallezcan conmigo las ideologías nazis.

Aún recuerdo como comenzó todo. Tantos recuerdos...

Aquel ataque de gas venenoso que me hizo pasar desapercibido en la Primera Guerra Mundial. Desperté, ya había acabado y se había creado la República de Weimar y firmado el Tratado de Versalles, el cual imponía duras condiciones a Alemania gracias a los países que ganaron el conflicto.
Cuando comencé mi carrera política después de estos sucesos, mi partido político tomó como emblema la esvástica, cogiendo como ejemplo el partido de Mussolini y su República Social Italiana.
El Putch de Munich, nuestro intento de golpe de estado para acabar con la República, supuso mi encarcelamiento durante seis meses, en los cuales escribí Mein Kampf. En él reflejé mi desprecio a la democracia bolchevique y expresé mi deseo de que Alemania fuera liderada por un solo individuo que tenga la capacidad de saber llevar nuestro a pueblo sabiendo que nuestra raza es la superior.

Por mi deseo de poder, prohibí todo tipo de prensa, después de haber llevado a cabo un acuerdo con Hindenburg.
Mi partido y yo, ansiosos por evitar el VIII Reichtag, quemamos el Reichstag. Nos beneficiamos de ello ya que acusamos de esto a los comunistas. 
La muerte de Hindenburg trajo consigo mi nombramiento como Canciller del Reich.
Al acaparar todas las funciones, pronto miembros de mi partido junto con otros dirigentes fueron asesinados aquella noche que tanto recuerdo, la noche de los cuchillos largos .

Tanto recorrido y tanto esfuerzo para que ahora mi Alemania esté así de hundida.

La Luftwaffe, nuestra fuerza aérea, aportó mucho en la Batalla de Inglaterra. Mi querido lugarteniente, Goering, junto con Rudolf Hess y Himmler, me hicieron mas fuerte por su apoyo. No estaba solo en esta lucha para proteger a mi pueblo de aquellos contaminantes para la pureza de esta raza.
Para ello las Leyes de Nuremberg fueron dictadas en 1935, las cuales prohibían el casamiento de los alemanes puros con otro miembro de las minorías. 
Judíos. Causantes de todos los males. No saben cuanto disfruté aquella noche. La noche de los cristales rotos. Hospitales, colegios, tiendas..., todo destruido. Así debía ser. Fuera de este país, eliminados.
Como si esto no fuera suficiente, tuve que llevar a cabo la solución final, donde minorías como esta y la de los gitanos fueron asesinados en el campo de exterminio, Treblinka.

En las Olimpiadas de Berlín me ocupé de dar una buena imagen ante los ojos del mundo. Pero esto se truncó al ver ante mi que se proclamaba ganador un hombre de raza negra, al que me negué hacerle entrega de la medalla. 

Junto con Stalin firmé el pacto de no agresión, ya que nuestra proximidad a la URSS era extremo. 

Así seguí con la guerra, teniendo en mi poder a Anchluss, es decir, Austria.
Y así fui formando mi Imperio.

Siempre estuve atento a cualquier amenaza, incluso cuando Hirohito formó fuertemente su fuerza naval. 
Al conquistar Noruega y Dinamarca, Churchill cambió su gobierno y me vi favorecido por Chamberlain, ya que se ocupaba de que los británicos me siguieran.
En mis ocupaciones a los países como Francia tenía un gran aliado, Francisco Franco, General de España.

El desembarco de Normandía, que fue mi conquista a París en 1940, terminó con la firma del armisticio con Petain, que acabó controlando la zona del sur del país y yo la zona norte. 
La región del mariscal se llamó Francia de Vichy, debido a que era el nombre de su capital.
Aunque hubo este "cese" y hubo tranquilidad, no me quedé tranquilo sabiendo que los franceses se podían rebelar contra mi debido a las influencias de De Gaulle.
Aún así seguí con mi lucha y logré derrotar a Gran Bretaña en Egipto, donde intervenía Áfrika Korps dirigida por Rommel.
Después de esto mi objetivo fue la URSS, que me llevó a construir la Guarida del Lobo, donde podría camuflarme.
Ya de por sí se resistía en Leningrado, y en la Batalla de Stalingrado vino nuestra rendición.
Seguido, EEUU, con Roosevelt como presidente, me declaró la guerra después de haber bombardeado su base de Pearl Harbour.
Claramente las cosas fueron a peor y la guerra se hizo mundial.

Después de que los comunistas firmasen Komintern, en la Conferencia de Munich me negué a firmar la paz.  

Solía darle mucha importancia al Santo Grial a pesar de tener en mi contra al Papa Pío XII, que a sus ojos yo era como el mismísimo diablo. Aunque al igual que tenía el apoyo de mucha gente, también los tenía en contra, como fue también Thomas Mann, escritor alemán que se oponía al nazismo.

La Guerra Fría, ya como último acontecimiento en este año, se reunieron Churchill, Roosevelt y Stalin en la Conferencia de Yalta, llegando a algunos acuerdos.

Me siento orgulloso de lo que he hecho hasta ahora, sobretodo por todo lo que he luchado por este pueblo.
Mis técnicas de combate, mi armamento tan avanzado, como los cohetes V2, nuestros transportes, como los zepelines...

Este es mi recuerdo, mi vida, mi lucha..., mi despedida.
Pero debo hacerlo. No quiero ni voy a permitir que mi cuerpo sea un trofeo, por ello mi última orden ha sido que se me incinere a mi y a mi mujer. 
Eva Brown, mi esposa. Moriremos juntos y acabaremos con esto ya que es lo único que se puede hacer.
Me despediré de Blondi y de los Goebbles, ya que con ellos estoy muy agradecido.



El espíritu nazi se queda en este búnker donde mi cuerpo quedará en breve hecho ceniza.
Me despido. Dejo aquí a mi Alemania, mi poder, mi hogar,
MI PATRIA. HEIL HITLER!


-ADOLF HITLER-.


-Última entrada.       
-30 de abril de 1945.







1 comentario:

  1. El trabajo cumple los elementos básicos o fundamentales requeridos por la tarea. Has participado también, de modo activo, en la aclaración colaborativa de términos. Te animo a perseverar y ser constante, tanto en este tipo de actividad como en las restantes del curso. Adelante.

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